En el trapecio de la cama
a veinte metros de altura,
de tu boca a la mía,
la noche se mece.
Rompiendo a amar con la mirada
se las vamos a cobrar
una a una
a la tristeza.
Piel arriba,
las lenguas se evaporan del gusto
Las sabanas se tapan los ojos
sonrojadas y calientes.
Las voces tiemblan
y el sol naciente
se desparrama por nuestras espaldas
Se nos mete por entre las piernas
y da luz a lo luminoso.
El cielo al fin huele a mundo
dormimos abrazados
el sueño de los justos
con la madrugada
metida bajo las uñas.
a veinte metros de altura,
de tu boca a la mía,
la noche se mece.
Rompiendo a amar con la mirada
se las vamos a cobrar
una a una
a la tristeza.
Piel arriba,
las lenguas se evaporan del gusto
Las sabanas se tapan los ojos
sonrojadas y calientes.
Las voces tiemblan
y el sol naciente
se desparrama por nuestras espaldas
Se nos mete por entre las piernas
y da luz a lo luminoso.
El cielo al fin huele a mundo
dormimos abrazados
el sueño de los justos
con la madrugada
metida bajo las uñas.
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