lunes, 4 de agosto de 2008


El día que me fui de Noia, no podìa ni siquiera hacer las maletas, se me llenaba la garganta de nudos y la boca me temblaba, dos dias antes de partir ya me habian empezado a temblar las manos y por las noches no dormía nada. Pero el día que me fui de Noia, mis paredes internas temblaban y yo era incapaz de echar nada al bolso, vos me lo adivinabas en los abrazos y en el sabor de los besos, por eso no solo te ofreciste para hacerme las maletas vos sino que me obligaste a no ver que metías en el bolso, sorpresa decias, sorpresa.
Esa tarde, la que me fui de Noia, nos costo mucho caminar hasta el coche, el aire limpio no nos pasaba por los pulmones y nos pusimos en el plan que los dos odiábamos pero que teníamos que hacer después de todo.
No voy a hablar de la despedida, ni de lo que nos dijimos, eso es nuestro, mi amor, eso no nos lo quita nadie, y es lo que somos nosotros.
Cuando fui a abordar mi rostro desgarrado le cagó las vacaciones a muchos que la estaban empezando en el mismo avión que yo me iba, veía como se les desformaba la cara al verme, el vuelo creo que por esa razón fue en silencio para todos.
Ahora tengo el bolso abierto, tus sorprecistas desparramadas por mi habitación... y creeme que las lagrimas con las que estoy bañando todo son de alegría, por haberte encontrado, mi vida empezo ahora, después de un largo y tartamudo preámbulo, viene lo que queda lo mejor, los siempre irreprochables, el amor sin peros en la lengua.Te espero sin desesperación ni desesperanza, te espero sabiendo lo que somos, que para los dos no puede haber distancia que sea más fuerte que el amor que nos tenemos.

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