martes, 31 de mayo de 2011

La finitud


La finitud de la vida a veces nos llega con un aviso pequeño, un minimo y cruel guiño de la muerte.
Un viernes atràs abusè del picante y me cayò mal una comida mexicana, y cuando digo mal es muy mal, me quemaba la lengua, las encias, los dientes. Me dolia respirar, me dolia vivir, obviamente no hice el menor gesto ante mis amigos y sorbì calmamente mi limonada helada, mientras me cagaba en todo, mientras pensaba en todas las patadas que me dieron jugando al futbol, todas las mujeres que me dejaron, todo lo que perdì en los ultimos tres años, una perdida tras otras, un dolor màs fuerte que el anterior un preocupaciòn gigante embolsando a la suma de todas las preocupaciones...y me doblè como un perro por las esquinas volviendo a la casa, me arrodille en el asensor esperando que se caiga, y me rompi en siete partes en la cama mientras el techo lloraba su humedad sobre una silla blanca que ya no va a servir, igual que yo.

1 comentario:

Cecilia dijo...

No más comida chatarra para ud., señor, venga que acá se cocina para la gente sensible y se reparte lo que sobra en tápers.