
Yo fui la chica más fea del barrio,
quizás de muchos otros barrios.
Vi el asco en mis propios ojos
y olí el desprecio cruzándose de vereda.
En los bailes,
sentada al margen
bailaba en las sombras
mi soledad mutilada.
Mi madre me pedía por el amor de Díos
que me ocultara que no volviera a salir,
tenía miedo que algún cazador chicato,
me confundiera con una fiera y me matara.
Tenia miedo de eso, eso decía.
Desde las obras en construcción
hacían silencio a mi paso,
Los camioneros subían el vidrio
y se agachaban como para agarrar algo caído
Los apoyadores del colectivo
se apoyaban entre ellos para evitar tocarme.
Yo fui la chica más fea de Buenos Aires,
y tal vez de alguna otra provincia.
Desde los autos en movimiento
anónimos me gritaban –
¡Fea ¡
¡ Horrible!
¡ Juira Bicho!
¡ Cuco!
¡ Matáte bagarto!
Yo fui la chica más fea de la Argentina
Y tal vez también de otros países limitrofes
Pero un accidente desafortunado con mi moto,
por andar sin casco,
porque en la moto el paragolpes sos vos,
me volvió bella.
Desde entonces,
no he podido volver a ver a la gente a la cara
y poco a poco he dejado de salir de casa.